11 MITOS SOBRE LOS EMPRENDEDORES


<img src="11-mitos-de-los-emprendedores.jpg" alt="existen algunos mitos sobre las personas que emprenden un negocio. No todos son verdad"/>

Hoy he querido abordar el tema de la personalidad emprendedora; uno de los que más interés genera a la hora de caracterizar, de alguna manera a todos quienes deseamos emprender una idea de negocio, cualquiera que esta sea.

No solo en los aspectos psicológicos y comportamentales, sino en todos los ámbitos que influyen a la hora de emprender una idea de negocio, considerando lo dicho por varios profesionales, estudiosos de la personalidad emprendedora.

He tenido en cuenta las investigaciones y las conclusiones a las que han llegado los profesores eméritos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia,  Martin Bliemel y Allya Koesoema; así como expertos en economía y negocios como el profesor Mark Blaug de la Universidad de Amsterdam, e investigadores y expertos en emprendimiento y comportamiento humano, como los profesores Scott Shane y Edwin Locke de la Universidad de Maryland y Christopher Collins, de la Universidad de Cornell.


Se puede comenzar un proyecto con una gran motivación en mente, con el optimismo necesario y con la energía para hacer todo lo que sea necesario para llegar a tener éxito con nuestro negocio, cualquiera que se trate.

Todo parece fácil y muchas veces solo se piensa en el futuro, sin considerar los pasos diarios que habrá que dar, y los tropiezos que se tendrán que enfrentar.

A partir de todo lo que los emprendedores hacemos; surgen algunos mitos relacionados con la vida de quienes han dejado huellas en el avance de la sociedad.

Por esta razón, me parece que aclararlos puede ayudar a muchas personas que desean iniciar una nueva vida, llena de esperanzas, trabajo duro y un propósito. Quizá, en algunos de los que voy a nombrar a continuación hayas tenido cierto acercamiento.

Estos son los más populares.




11 MITOS SOBRE LOS EMPRENDEDORES 




1. Los emprendedores son ególatras.

Esto no siempre es verdad.

Una caracterización más precisa de los emprendedores, es que tenemos (y sentimos)  la necesidad de lograr grandes cosas.

En muchas ocasiones podemos emprender como una oportunidad de obtener un ingreso extra; aunque en otras es necesario mencionar que todo depende de la cultura, de la motivación personal y de los riesgos que se desean tomar (y de hecho se toman) a la hora de buscar hacer algo diferente.

Según los profesores Bliemel y Koesoema "Los emprendedores están más motivados para lograr cosas mejores debido más al resultado, que al reconocimiento público por el logro".




2. Los emprendedores aman el caos.

¡Incorrecto! A pesar de que algunas de las mejores oportunidades han mostrado que las personas no se equivocaron al aprovecharlas, ya que encontraron una solución simple para algo complejo; siempre han estado rodeadas por el orden que se le da a la forma de hacer las cosas.

El caos es un termino que se puede referir al desorden del lugar de trabajo (del taller o de nuestro escritorio); pero aunque no lo parezca a primera vista, sabemos dónde está cada objeto, cada documento.

Esto no significa que se aplique a todas las personas; pero es verdad que el foco está en que la ubicación de lo que necesitamos está en lo que hacemos a diario.

Algo totalmente diferente, es que nos sintamos cómodos para abordar problemas complicados, sabiendo que una solución no es obvia rápidamente. El caos en un negocio viene porque podemos comenzar por abordar varios temas o varias etapas en la elaboración, producción y venta de productos, infoproductos o servicios.

Por eso es tan importante que también hagamos las cosas en un orden cronológico y en secuencias para cada paso; aunque demore algún tiempo.

A veces, luego de esfuerzos agotadores, pareciera que no damos más, sabemos que los resultados pueden demorarse en aparecer.




3. Los emprendedores tienen suerte.

No hay nada que se haya popularizado más que el estereotipo de quienes ahora son millonarios (y multimillonarios) y han creado un imperio; cada uno, partiendo desde su casa o su habitación o en el dormitorio en la Universidad. Es más; creo que no hay necesidad de nombrarlos, ya que todos sabemos quiénes son.

Lo cierto es que se trata de casos extraordinarios.

Nuestras vidas se ven afectadas por eventos más allá de nuestro control, pero nuestro espíritu empresarial no nos mantiene (en muchos casos) a la espera de grandes oportunidades.

Los profesores Bliemel y Koesoema creen que el grado en que creemos que podemos dar forma a nuestro propio destino se llama el "lugar de control", que es una especie de "zona de confort", pero no como un lugar donde nos refugiamos para hacer nada o quedarnos paralizados; sino como un lugar, en tiempo y espacio para hacer las cosas. El popular "Do It".

El espíritu empresarial que aflora en cada uno de nosotros enfatiza el control que debemos tener de los recursos y herramientas de las que disponemos hacia resultados a corto plazo; más fáciles de pensar y de ver.

Dicen que esperar por el momento justo o el más apropiado donde todo cuadre a la perfección, no existe. Sin embargo, podemos reducir drásticamente los riesgos asociados a emprender, mediante una buena planificación.

Al lograr algo pequeño, varias metas seguidas, podemos planear lograr cosas más grandes a mediano y largo plazo. Incluso, se podría tratar de percibir una ganancia inesperada o la obtención de reconocimiento y de que somos personas con características especiales.




4. Los emprendedores toman riesgos "sin pensar"

Muchas veces nos enfocamos en planear algo que queremos ver hecho realidad en pocos días (obtener ganancias) y entonces tomamos acción.

Por ejemplo, quienes se dedican al mundo online pueden pensar que no están asumiendo riesgos, ya que pequeñas inversiones y trabajo arduo son lo único que influye en su éxito.

Lo cierto es que existen factores como el tiempo que debemos invertir en crear contenidos personalizados para ponerlos a la venta, crear blogs y videos y estar pendientes de las redes sociales (para quienes trabajamos como community managers).

Esto nos impide a veces vernos con amigos, salir a distraernos o incluso, aplazar nuestra rutina de ejercicio diario.

También aplica si queremos montar, estamos creando o ya operando un negocio de venta de productos físicos o servicios. El tiempo que debemos dedicar a uno, es impresionante. (Más si lo combinamos con presencia online).

Pedir un préstamo, dejar de ver a nuestra familia, incluso, no buscar un trabajo; pueden ser otros riesgos a los cuales enfrentarse, en pro de ver nuestra idea o sueño, hecho realidad.




5. Los emprendedores son innovadores.

Tal vez. Algunas personas desean dedicarse a ideas de negocio realmente innovadoras y rentables. El problema viene cuando hay que decidir qué producto o servicio elegir y cómo van a hacer para llegar a los consumidores finales o clientes finales.

Es más fácil centrarnos, por lo menos para comenzar con poco capital, a cosas que conocemos y que se nos da bien hacer; que nos gustan.

Puede ser que, como en el caso de una amiga y de muchas emprendedoras y emprendedores que han encontrado éxito vendiendo comidas típicas como empanadas, sándwiches, mermeladas o incluso mezclas de sábila y frutas para cuidar la piel y el pelo en presentaciones de frascos de vidrio pequeños; empezando desde casa; estas ideas sean innovadoras para quien comienza un proyecto o para los actores externos.

Preparar estos productos, empacarlos y ofrecerlos a familiares, amigos y amigas y luego a personas o instituciones que pueden ayudar con la capacitación para crear una empresa (centros de emprendimiento); son los primeros pasos de un negocio físico rentable.

Es posible que no siempre demos con un producto o servicio "estrella" y realmente innovador. Aunque pueda tratase de adaptaciones a objetos que ya existen y agregarles algo nuevo, una característica sobresaliente o muy llamativa; más o menos el 60% del éxito inicial está en el estudio de viabilidad de lo queremos vender (la utilidad y la demanda), en el estudio del mercado y en las características propias de lo que se va a ofrecer (o ya se está vendiendo).




6. Los emprendedores actúan primero y luego hacen preguntas.

No exactamente. Muchos de nosotros pensamos antes de actuar. Quizá algunas veces más de lo debido y por eso es que no tomamos algunas ideas y ni siquiera lo intentamos.

Las primeras preguntas que solemos formular a la hora de emprender, suelen ser  ¿Cómo hago para ganar dinero extra? - ¿Qué negocio poner que sea exitoso? e incluso recurrimos a Internet: ¿Cómo emprender por Internet? mientras nos dedicamos a un negocio independiente.

Creo que estas preguntas son la base que mueve a muchas personas a pensar en un negocio propio. Solo es cuestión de apostar por algo ganador.

Pero, en el transcurso de colocar nuestra idea en marcha; también surgen preguntas de tipo ¿Cómo debo hacer? - ¿Esto está funcionando? - ¿Qué hay que hacer para vender más?, entre otras preguntas que nos pueden conducir en una dirección distinta a la inicialmente planeada.




7. Los emprendedores son agresivos y competitivos.

Algo cierto es que somos motivados por necesidades: un empleo independiente, ser nuestros propios jefes, poner a disposición de los demás lo que sabemos, ser reconocidos por muchas personas, mirar cómo es trabajar en un proyecto propio (experimentar), entre otras; aquellas que nos llevan a emprender.

Nuestros logros se miden en relación con los demás. En cualquier nicho de mercado en el que deseemos operar, tendremos competidores; unos con mayor popularidad y que son grandes competidores y otros que se encuentran en las fases iniciales de su propio negocio.

La naturaleza competitiva, de acuerdo con los profesores Blaug y Shane, puede expresarse como competir contra otros, pero también contra uno mismo (nosotros) o contra el status quo.

No obstante, emprender significa también darnos por rendidos cuando el trabajo definitivamente no da frutos. Podemos continuar un proyecto, pero si tenemos deudas (sobre todo), es mejor terminar pronto que agravar más los problemas.

Esto es, nada más y nada menos, reducir pérdidas y "jugar un juego diferente" o empezar otro emprendimiento, que puede ser en la misma o en otra industria, así como online u offline; antes de pensar en intentar ganar a toda costa en algo que ya no funciona.




8. Los emprendedores son héroes solitarios.

Esto es un cliché de película. No todos lo son. Unos podemos dedicarnos a iniciar un negocio propio, incluso desde casa, ya sea por Internet o en el mundo físico o combinando ambos mundos; y otros emprendedores trabajan en espacios de coworking, en su empresa y desde su puesto de trabajo, dedicándose a su objetivo con la colaboración de personas que, por lo general, saben de su profesión por independiente y aportan su conocimiento.

Hoy en día está muy de moda contratar empleados freelancers o autónomos; quienes trabajamos por proyectos y por tiempos determinados, a un determinado precio; colaborando en diferentes tareas. Esto es importante cuando de colaboración se trata. (Siempre la necesitamos). Es más barata y a veces, la mejor opción.

Es más común que para un proyecto físico haya socios o colaboradores que participen activa o pasivamente en el proyecto; ya que requerimos apoyo para hacer, comercializar y vender lo que hacemos (o vamos a hacer); de modo que este mito, tampoco se aplica en este caso.




9. Los emprendedores nacen, no se hacen

Esta es una declaración polémica, ya que así como hay varios casos en los que, quienes piensan en su negocio propio y se lanzan al agua han tenido éxito con formación académica; otras personas que no la han tenido (o que no cuentan con un diploma), también han encontrado que su negocio es próspero.

En este mito entran las cualidades de la personalidad de cada emprendedor: nuestro el carisma, la astucia para prever lo que las personas preferirán en el futuro, la capacidad de relacionarnos con los demás y ofrecer algo que pueda "calmar el dolor" de nuestro nicho, son ingredientes clave para ello.

Desde luego, saber manejar el dinero, conseguir y elegir los mejores proveedores, negociar, dejar de lado los problemas personales y familiares a un lado; entre otros puntos clave, también influyen en la rentabilidad de su propia compañía.

Ahora, algunos emprendedores y emprendedoras  nacen en un contexto (por ejemplo, familia o sociedad) con mayores recursos y oportunidades más abundantes y/o en una cultura emprendedora y de negocios que actúa como trampolín para su éxito, independientemente de su formación.




10. Los emprendedores comienzan con una buena idea de negocio.

Esto es lo que les venía comentando. Tener una idea ganadora, es el objetivo.

Sin embargo, muchos emprendedores y emprendedoras no han tenido éxito en su primer negocio o primera idea de negocio que comenzaron hace algunos años atrás.

Ejemplos hay muchos: Jack Ma, Steve Jobs, Henry Ford, entre otros cientos de emprendedores y emprendedoras que por ahora se me escapan; son personas que hoy seguimos como ejemplo. Han fracasado muchas veces, pero lo han vuelto a intentar; bien en su primera idea, esta vez con algunas modificaciones; bien en otro nicho de mercado y/o industria; pero con mayor conocimiento y con experiencias vividas y lecciones aprendidas.

Rara vez un negocio empieza bien y se mantiene. Esto solo ocurre cuando hemos visto cómo funciona una idea o negocio similar, cómo "se mueve", qué es lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. 

Influyen varios factores: La formación académica o teórica es muy importante, pero la práctica lo es todo.

Otros emprendedores hemos comenzado varios proyectos sin tener la experiencia necesaria, la vivencia de estar en ese negocio, o sin visualizar completamente el panorama.

Aunque podamos tener alguna idea (o saber bastante) de economía, finanzas, contabilidad y administración; si cometemos un error en un aspecto clave de un negocio que puede ser simplemente el hecho de tener una mala actitud para atender a los clientes, "no estar de humor" o la elección de una ubicación incorrecta; estaremos yendo de cero a menos o de más a menos.




11. ¡Se trata del dinero!

Es verdad que la gran mayoría de emprendedores, en algún momento de nuestras vidas, podemos pensar más en el dinero que en otros factores asociados con un pequeño o gran negocio o empresa.

Algo fácil y que nos dé ganancias en el corto plazo, es lo que pensamos, sin contar con una visión de que demos trabajar bastante y estar comprometidos con lo que hacemos día tras día.

Es cierto que la motivación por las ganancias es lo que nos lleva a actuar; y es que esta es la razón de ser de cualquier negocio, en última instancia; pero algunas personas pudieron y pueden comenzar con el propósito de pasar el tiempo o por querer ayudar a alguien más de manera desinteresada; convirtiéndose en un emprendimiento.



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Referencias:
1. Braug, M. (2000). Entrepreneurship before and after Schumpeter. Entrepreneurship, The Social Science View, pp 76 - 88.
2. Shane, S., Locke, E.A. y Collins, C.J. (2003). Entreprenurial motivation: Human resource management review, vol 13(2), pp 257 - 279.
3. Universidad de Nueva Gales del Sur. Investigaciones. Disponible en la página web https://research.unsw.edu.au/

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