LA SUERTE DE UN NEGOCIO EXITOSO

A raíz de uno de los tantos videos que hablan sobre la puesta en marcha de un emprendimiento; hace unos días vi uno muy interesante. Se trata del negocio de una pareja de recién casados que, por el año de 1980, comenzaba a funcionar en una zona tradicional de la ciudad de Bogotá, Colombia.

Existen varios puntos importantes que sé, a muchos de ustedes les pueden servir para que continúen trabajando en su idea de negocio.

LA IDEA DE NEGOCIO 

Todo partió del deseo de la pareja por ser independientes: montar un restaurante con un concepto diferente. Después de un brainstorming que les tomó varios días, eligieron dos ideas: basar el menú a ofrecer a partir de una receta familiar, que fuera perfecto para cualquier momento del día. Algo fácil de preparar y nutritivo a la vez.

Por esos días, el esposo, quien terminaba su carrera profesional, viajó a París. Estando en un lujoso restaurante con motivo de una cena informal de trabajo, pudo ver y probar un plato muy atractivo que hasta ese momento no conocía. Se trataba de una masa de harina de trigo de forma circular a la que le habían añadido algunos ingredientes como carne, ciertos vegetales frescos y algunas salsas.

La idea era muy llamativa como para dejarla pasar por alto. Pensó que, después de todo, si esto era nuevo para él, también podía serlo para muchas personas en Bogotá, Colombia. A su regreso, decidió contarle a su esposa, quien estuvo de acuerdo con ofrecer a los futuros clientes una crepa (esta masa de harina de trigo) acompañada de una gran variedad de ingredientes.


Tenían en sus manos una idea de negocio innovadora; algo que no se veía en la ciudad - ni el país - para esa época y, al mismo tiempo, una idea exitosa que copiaron de aquel restaurante en Paris debido, precisamente, a este factor.

Sin estudio de mercado previo ni validación del producto; al día siguiente, justo antes de abrir, la esposa comenzó a preparar las crepas de forma empírica decidiendo imitar la preparación de una especie de tortilla, alistando la harina, los huevos y la mantequilla; para ser servida en combinaciones y presentaciones únicas y sabores inigualables; todo esto con la condición de que "no llenaran tanto" a los comensales.

Los primeros clientes que llegaron al local no quedaron satisfechos con la comida, abandonando el lugar con un sabor amargo. Aquellos que probaron la mezcla empírica de la esposa, prefirieron no volver. Algo estaba fallando. No se trataba de la decoración del local ni la ambientación; era la comida.

Aterrados con el resultado; los esposos decidieron no abrir más hasta que no lograran una receta deliciosa, agradable, suave, ligera; que sentara bien. El problema, es que no daban con el toque secreto y el punto exacto.

Los días pasaban; intentaban una o otra vez, variando las proporciones de los ingredientes, el tiempo de cocción; incluso, los ingredientes y las marcas; pero no pasaba nada. Todo estaba perdido (o al menos, eso era lo que parecía).

LA SUERTE DE UN NEGOCIO EXITOSO 

"Si hubieran estudiado culinaria o gastronomía, ya habrían despegado con su restaurante"  - El esposo. 

Para preparar las crepas, se estaban basando en la comida de la abuela, quien acostumbraba a cocinar una deliciosa masa (según la esposa), como la que querían obtener; pero de la que no tenían un papel con los ingredientes y las cantidades de cada uno. Fue así como pasaron varias semanas. 

Una tarde, cuando la pareja ya estaba a punto de rendirse, el destino les dio una sorpresa. Una persona se acercó al local y tocó la puerta. Era una señora de una edad no tan avanzada, quien saludó a la esposa muy amablemente y le pidió permiso para entrar hasta la cocina.

Les dijo que ella sabía cómo preparar una masa como la que querían vender en el local. Se había enterado por su hija quien, días atrás, había entrado al restaurante para almorzar.

La señora tomó el mano de la cocina y se puso manos a la obra. Mezcló los ingredientes, se pso a cocinar la masa y, finalmente, obtuvo una crepa deliciosa, apta para comer. Les dejó los ingredientes en las cantidades adecuadas escritos en un papel y se marchó.



A raíz de la aparición inesperada y súbita de aquella señora, su negocio dio el giro que ellos querían. Dos días después, decidieron abrir de nuevo; esta vez con la receta del éxito. Los clientes comenzaron a entrar en grandes cantidades cada vez; ahora ya no en días laborales, sino en fines de semana. Esta vez, con sus familias.

Dándose cuenta de ello, la esposa rápidamente pensó en variar las mezclas de carnes, verduras y salsas; para hacer los platos más atractivos para los niños. Gracias a los acompañamientos que incorporaron tiempo después, como helados y otras preparaciones conocidas como waffles, después de hacer estudios de mercado y de validar sus ideas; el crecimiento del negocio fue exponencial...

Esta es la historia del comienzo del restaurante Crepes & Waffles, que hoy en día cuenta con presencia internacional (tal vez ya lo conoces) y que comenzó con un pequeño local en la calle 85 con carrera 11 en la ciudad de Bogotá.

PARA CONCLUIR

Al terminar de ver el video y conocer este caso, uno de los que que no se cuentan en muchos textos sobre la administración correcta de una empresa o en videos que relatan historias de éxito rápido de restaurantes; la primera conclusión obvia a la que se puede llegar es que si bien la preparación y el conocimiento teórico es la base para la operación de un negocio; la realidad siempre es otra y puede que se dejen escapar detalles que son básicos o que se tengan en cuenta a principio, pero que se olviden después.

Expertos como Ries, Osterwalder y Pigneur, Byers, Dorf y Nelson nos dicen que todo se trata de "Construir, Medir y Aprender", lo que es igual a la generación de la idea, el prototipo de producto o servicio, la prueba y su validación y la corrección, en la que debemos volver a la mesa de trabajo; aprender y volver a intentarlo.

Más importante que apostar por una buena idea de negocio, rentable en "poco tiempo" y con "poco trabajo o con trabajo de back office" lo que es igual a negocio de supervivencia o de día a día o de no negocio, si no se quiere trabajar y más bien delegar funciones importantes al comienzo (nunca recomendable, por supuesto); es encontrar el placer de hacer las cosas, tener la idea de fracaso en mente, poner en práctica lo aprendido y estar atentos a los cambios, tanto para detener las pérdidas, como para saber en qué momentos prever, organizar, coordinar, hacer, medir y corregir.